“Es mejor escribir para sí mismo y no tener público, que escribir para el público y no tenerse a sí mismo”

Cyril Connolly

lunes, 15 de agosto de 2011

MAESTRO… O FALSO GURU?


“Por un sinuoso camino y a gran velocidad, un hombre borracho conducía su carro. De repente, perdió el control del carro, se salió del trayecto y se precipitó contra una charca pestilente. Varias personas, al ver el accidente, corrieron al lugar y ayudaron a incorporarse al conductor.
No podía ocultar su borrachera y, entonces, uno de sus auxiliadores le dijo:
- Pero, ¿es que no ha leído usted el célebre tratado de Naraín Gupta extendiéndose sobre los efectos perjudiciales del alcohol?
Y el ebrio conductor, sin dejar de hipar, tartamudeó:

- Yo soy Naraín Gupta.”

El Maestro: así procede el falso gurú.

Basado en este cuento anónimo empieza la explicación y diferencias entre estas tan distintas posturas.
Comencemos diciendo que la humanidad a través de la historia ha demostrado que una necesidad inherente al ser humano  es la de “buscar un guía” alguien capacitado (mas que nosotros obviamente) que nos diga: hacia dónde ir, cómo, cuándo y de qué manera.
Lo peligroso de esto es que la mayoría de las veces no se “cae” en las manos adecuadas, pudiendo representar un destino incierto para nosotros, nuestro entorno, nuestros bienes etc.
Este viejo refrán lo refleja mejor: “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”
Y más que tuerto lo que cuenta frente a ciertos personajes siniestros es la habilidad que poseen en la palabra, en la astucia que emplean sin el menor pudor, para envolver a cuantos se le acerquen.
En estos últimos tiempos es donde mayormente proliferan ya que hay una nueva oleada de gente que se preocupa por la espiritualidad como nunca antes había sucedido, ha llegado incluso a “estar de moda”.
Así de esta manera masivamente las personas se van incluyendo en religiones, sectas, grupos de meditación, sin el mas mínimo conocimiento básico de hacia dónde se dirigen.
Aquí es donde aparecen los falsos gurús pudiendo ocasionar un daño moral, espiritual y económico importante, ofrecen el camino “correcto”, “la salvación del alma” siempre sustentando sus argumentos de una manera muy hábil que difícilmente podrá ser refutada por quien vaya en busca de refugio en una situación de desastre en su vida, porque hay que atender a la razón por la cual un individuo se acerca a lo espiritual, y  no es porque su vida sea un lecho de rosas precisamente.

Con las defensas bajas y frente a tanta promesa ¿Quién podría resistirse?
La ignorancia es la base de todos los males, por eso se sugiere la investigación previa de el lugar al que se pretenda asistir, no en el lugar mismo por supuesto ya que en estos sitios el “Maestro” tiene su sequito de personas que llegaron antes que usted.
También sirve como recurso  útil el desarrollo del criterio objetivo, el cuestionar todo lo que se nos pase por la cabeza, atendiendo a que lo que se explique sea lógico y no un caso especial por el cual está atravesando el “maestro”. Pero lo más importante es que las normas establecidas no vayan en contra de su propio criterio, con prohibiciones, demandas ilógicas, lo que está en juego es su integridad espiritual y siempre hay un sentir interno que nos indica que algo está bien o mal, solo basta con detenerse a escucharlo y no acallarlo con voces externas.

Luego de pasada la persuasión para su ingreso y de las primeras experiencias, estos desagradables seres suelen empezar con las exigencias de todo tipo, incluso hasta la mención de sutiles amenazas disfrazadas en palabras que solo pretendan su bienestar futuro.
Es cierto que hay casos en que no son tan radicales y el poder no radica en una sola persona sino en varias o en determinado grupo, pero basta con ponerse a observar simplemente si en sus vidas personales actúan como predican, pues es muy sencillo enseñar a otros tal o cual cosa, pero se enseña mucho mejor desde el ejemplo.

¿Cómo hablar del perdón, o de la prosperidad, de la armonía de la comunión con todo y todos y su vida refleja lo contrario?

No es lo mismo conocimiento y sabiduría y la diferencia es más que gramatical y textual, son dos conceptos absolutamente de naturaleza distinta, ya que uno  es información abstracta de almacenamiento, mientras que la otra refleja un sentir interno puesto en práctica, desde la forma de obrar, la palabra y el entendimiento. Esta es la diferencia fundamental entre estas dos posturas.
Una persona que no posea la sabiduría que nace del sentir y del experimentar, jamás podrá enseñar absolutamente nada ya que es algo que se traspasa y no solo de forma oral, interviene la parte energética en la que se genera determinada seguridad que es percibida por los demás, donde no nos cabe la menor duda de que tenemos enfrente y sus palabras nos resuenan acorde a eso que internamente necesitamos.

El verdadero maestro no habla actúa,  pues quien mucho tiene para decir, sabe escuchar muy poco.
Los verdaderos maestros si existen y no son fáciles de encontrar, pero tampoco es tan ardua tarea, observemos a los que actúan tal cual predican en la sencillez de la verdad o la inocencia, pudiendo ser el vecino de al lado o tal vez esa viejita que siempre vemos en la puerta de la iglesia, en todos se manifiesta el ser interno que es el REAL MAESTRO, solo hay que saber prestarle atención.
No hay que dejarse llevar por grandes ostentaciones, ni supuestos grandes entendimientos, la sabiduría habita en cada ser, por eso unos aprendemos de otros todo el tiempo ya que todos somos parte de la creación y donde mayor habita la sabiduría es en la humildad.
Recordando que las religiones, las filosofías y demás dogmas solo nos muestran una ínfima parte del todo que es incognoscible, perdiéndonos de una visión más amplia, que cada uno juzgue por sí mismo.


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